"El único héroe valido, es el héroe en grupo, nunca el héroe individual, el héroe solo". Héctor German Oesterheld

martes, 22 de junio de 2010

Sobre la nueva pestaña "Sociedad"

En la pestaña Sociedad, una breve introducción para ubicarnos en el asunto. Sociedad es como AAAAMPLIO. Pero explico, en principio, la intención del espacio. Mañana adjunto los proyectos que están todavía en discusión y aquellos que no tuvieron divulgación de ningún tipo.
Un abrazo.

lunes, 21 de junio de 2010

Facebook

Verónica De Maria

Otra más de la Sociedad de Productores...


Desde hace 18 años…sí, desde 1992, algunas familias tienen sus chacras en producción ubicadas en la Margen Sur, sobre el viejo camino que conectaba al frigorífico con la ruta 3, que desemboca a la altura del puesto policial de José Menéndez.

Las parcelas de tierra las vendió la Sociedad Rural, aunque tenían permiso de pastoreo. ¿Se entendió? Todavía no habían escriturado esas extensiones…sólo lograron hacerlo en 2001.

Vendieron las chacras en cifras cercanas a los 6.000 pesos/dólares, y en cuotas. Un 15% de contado y el resto en cuotas. Algunos chacareros anticiparon el pago de cuotas y cancelaron la deuda. Otros se encontraron con que en algún momento la Sociedad Rural entró en proceso de liquidación y cuando iban a pagar, les decían que no podían cobrarles. Las cuotas comenzaron a discontinuarse.

La posesión del inmueble fue contra-entrega de ese 15% y viven y producen en el lugar.

Hoy se encuentran con que un tercero, de apellido Loggio, compró esas mismas tierras a una persona que conforma la Sociedad de Productores, al mismo grupo económico, concentrado, inmobiliario.

Son familias con miedo a ser despojadas. Quisieron pagar y no les aceptaron el pago. Quizás otros no pudieron pagar, pero están en el boleto de compra-venta las penalidades a las que se sometían que tenían que ver con la aplicación de intereses.

Nunca recibieron carta documento por mora. Nunca fueron notificados de ningún tipo de anulación del boleto. Sólo se enteraron hace poco más de dos semanas que esas tierras tenían, además de ellos, otro dueño.

El negocio lo realizó un puñado de personas que, sin ser dueños vendieron y luego de conseguir la escrituración sin poner un peso por esas tierras, vuelven a enajenarlas pero con personas y bienes dentro.

Resulta curioso que estos despojos ocurran al tiempo que se promocionan en la zona inversiones inmobiliarias, barrios cerrados y exclusivos.

La cuestión de la tierra


A comienzos de 2008 y a poco de iniciar el ejercicio de función legislativa en el novedoso rol de oficialismo, advertimos que el centro de conflicto (con todos los frentes abiertos y un gran desorden en la administración pública) resultaba ser justamente el de la administración. Recursos escasos, déficit económico y discusiones salariales que intentaban encuadrarse en mesas de negociación.
Los asuntos que escapaban al funcionamiento de la administración pública ocupaban un segundo o tercer plano y, por cierto, en esos otros escenarios había hambre, frío, postergación.
Algunos compañeros decidimos trabajar insertando en la agenda pública la cuestión de la tierra y el déficit habitacional, en la distribución de trabajo, en la igualdad de oportunidades. Un balance del tiempo transcurrido podría arrojar muchas frustraciones y algunos logros. Pero por cierto, la cuestión de la tierra está en agenda y los invisibles cobran fuerza para integrarse.

¿De qué hablamos cuando hablamos de derecho a la vivienda?

Todos fuimos niños. Eso nos iguala.
Todos, de chiquitos, jugamos a la casita. Nos refugiábamos debajo de una frazada o improvisábamos una casa con bloques, chapas o cartones; soñábamos con la casita en el árbol o conservamos un rincón, un hueco o algo parecido como refugio de primos, hermanos o amigos del barrio. Jugábamos a la mancha y nos salvaba estrellarnos contra una pared gritando “CASA” con todo el aire de los pulmones y hasta los animadores infantiles instalaban la frase “techito por si llueve”. Ocurre que no hay que ser muy avispado para darse cuenta que casa, casita, refugio, techito, habitación, vivienda…todo eso, es un derecho, como respirar, como tomar agua, como refugiarse y no estar en situación de calle, de intemperie.
Parece mentira, pero todavía se discute el derecho a la vivienda.
No es fácil concretarlo, hacerlo realidad para todos quienes necesitan. Pero es obligación facilitar su realización, hacerla posible y cercana.
Ocurre que hoy no se asume el derecho a la vivienda, sino que sólo se respeta el derecho a la propiedad.
Y el derecho a una vivienda adecuada no implica, necesariamente, propiedad. Tener vivienda no quiere decir, necesariamente ser propietario. Se puede ser inquilino, tener una custodia por 10 o 99 años, puede ser propiedad colectiva o individual, puede ser vivienda social, puede ser uso de suelo y muchas otras figuras.
Ocurre que el sistema, el poder económico, la concentración inmobiliaria no permiten hablar de vivienda sin que implique el primerísimo respeto al más importante de los derechos de la sociedad conservadora que es la propiedad privada. Y todos, aún los no propietarios, asumen el principio de la propiedad privada como el derecho primordial. Todos los otros derechos quedan en segundo plano.
Trabajamos desde el año 2006 en el derecho a la vivienda, promoviendo en principio la declaración de la Emergencia Habitacional creando la Mesa Institucional para discutir entre Gobierno, Municipios y Entes de Servicios, junto a vecinos organizados la concreción de planes para resolver el déficit de vivienda en las ciudades. La prórroga de la Emergencia tuvo la oposición de organizaciones ambientalistas y de defensa del paisaje y el bosque, de los inscriptos en planes FONAVI postergados por más de diez años y que continuaban en su calidad de inquilinos y por los partidos conservadores, incluido el radicalismo que tiene en sus manos la administración de las dos ciudades de la provincia: Ushuaia y Río Grande.
Conseguimos, de todos modos, sancionar la ley de emergencia urbano-ambiental que incluye la cuestión habitacional, con la suspensión de desalojos en las causas iniciadas a habitantes de los barrios no reconocidos oficialmente y criminalizados por las intendencias.
El gobierno de la Provincia tuvo una actuación tibia en la resolución del asunto, funcional al paso del tiempo, pero seguimos junto a organizaciones barriales sosteniendo el reclamo, militando por profundizar la solución y no discutir el derecho a la vivienda (derecho reconocido por los pactos internacionales y con jerarquía supra-legal en nuestro país), sino la resolución del déficit habitacional.
POR EL RECONOCIMIENTO, VISIBILIZACIÓN E INCLUSIÓN DE LOS BARRIOS POSTERGADOS EN LAS CIUDADES.
POR IGUALDAD DE TRATO Y OPORTUNIDADES A TODOS LOS HABITANTES DE TIERRA DEL FUEGO.
POR EL ACCESO A AGUA POTABLE, LUZ Y CLOACAS DE TODOS LOS BARRIOS EN USHUAIA Y RIO GRANDE.
Miles de familias viven en los barrios de la montaña en Ushuaia y de la Margen Sur en Río Grande. Existen, aunque permanezcan en la oscuridad o no quieran verlos.

Acerca de este espacio

A todos y a todas:

En la necesidad de comunicar lo realizado, lo pendiente, lo central, abro este espacio como una fuente más de información y debate. Los mandatos de representación son muy fuertes: en principio por la elección misma de los ciudadanos, en segundo lugar porque no son vitalicios y el tiempo para las transformaciones se agota y en tercer lugar porque son fuertemente cuestionados. Las tres consideraciones son válidas y forman parte de las famosas reglas de juego. Si no resulta tardío este canal de contacto, cuenten Uds. con él. Si coincidimos en las prioridades, cuenten Uds. conmigo.

A todos a quienes les interese la información publicada pueden utilizarla, intenten hacerlo desde la buena fe.
A todos quienes requieran mayor cantidad de datos o información, pueden comunicarse en este mismo blog o bien a la siguiente dirección de correo oficial: demaria@legistdf.gov.ar

Sobre mi pertenencia política… nobleza obliga, debo decir que originalmente conformamos el ari en Tierra del Fuego y que a poco de transformarse nacionalmente en la opción insostenible e impresentable de los sectores más antipopulares, nos convertimos en disidentes. Quedamos entonces sin partido y conformamos una fuerza de militantes, que adherimos a las políticas de transformación que lleva adelante el gobierno nacional y estamos en la construcción de un nuevo espacio.

El viejo espacio político tuvo una sorpresiva división. Un grupo de compañeros, con quienes nos medimos varias veces en elecciones internas decidieron conformar un partido político y no incluirnos. Armaron su propio espacio, con derecho a veto…digamos. ¿Quiénes quedamos afuera de ese armado? Cuatro de los seis legisladores provinciales: Manuel Raimbault, Elida Deheza, Osvaldo López y quien suscribe; los senadores nacionales José Martínez y María Rosa Díaz y el concejal por Ushuaia José Luis Verdile.

No me pregunten por qué, porque francamente no lo sé y no importa demasiado. En ese espacio quedó el sector más disciplinado del viejo partido, menos cuestionador, el que nos hizo permanecer por más tiempo dentro de una estructura política que se había transformado en una vergüenza nacional: alianzas insostenibles, profecías temerarias, campañas de silencio y de sostenimiento de statu quo y defensa de los grupos económicos y monopólicos. Se suman a ese espacio la mayoría de los funcionarios políticos del gobierno provincial. Una lástima, pero en definitiva una realidad.

No son el enemigo, evidentemente somos distintos, somos otra cosa. La pregunta es ¿Qué cosa somos? Somos los que podemos decirle gorila al gorila y los que preferimos construir como lo hacemos…equivocarnos por abrir las filas y disfrutar de la diversidad y no vivir con el miedo a una interna o a un desacuerdo. No somos ni claps ni extras, sólo somos construcción colectiva.

Sostenemos los mismos principios de siempre, somos pueblo y amamos serlo, desde una banca, desde el barrio, desde las organizaciones, desde nuestra historia.

Perdón por los errores y gracias por entender que hay que seguir, a pesar de esos errores y para reparar.

A los compañeros, un abrazo.